La economía chilena durante el siglo XVI, se hizo de mera subsistencia; se trabajaba sólo para sobrevivir. Al comienzo, la minería del oro fue promisoria. Los principales lavaderos de oro fueron los de Aconcagua (Marga Marga), Choapa, Illapel y en el sur, Quilacoya (Concepción), La Imperial, y Villarrica. Al final del siglo, la producción de oro disminuyó a causa del agotamiento de los lavaderos por la explotación intensiva, la intranquilidad de la guerra y la escasez de mano de obra, al irse extinguiendo los indios sometidos. A medida que disminuía el oro, la agricultura y la ganadería se desarrollaron con gran rapidez; por ello y debido a que durante el siglo XVII el sebo se convirtió en el principal producto económico de Chile, se le conoció como siglo del sebo o ganadero; y cuando debido a un terremoto en Perú, Chile comenzó a exportar trigo a ese país, el siglo XVIII, recibió el nombre de siglo del trigo o agrícola. Por su parte, el comercio exterior tuvo como canal exclusivo el Perú y su puerto del Callao. Como en España imperaba la doctrina económica llamada mercantilismo, según la cual la verdadera riqueza de una nación residía en acumular el máximo posible de sustancias y metales preciosos, fundamentalmente oro y plata (riqueza basada en los bienes que daba la tierra, mentalidad fisiocrática), América se convirtió en la gran proveedora de estas riquezas. Para impedir que estas riquezas se filtraran, España se adjudicó el monopolio o exclusividad del comercio americano: nada llegaba a las Indias sino a través de España, nada salía de Indias sino con destino a España. Para controlar eficazmente el monopolio, se establecieron dos reglas: a) Que sólo un puerto español (Sevilla, después Cádiz) y tres puertos americanos: Veracruz (México), Portobelo (Panamá) y Cartagena (Colombia), podían realizar el tráfico de mercaderías y de personas entre América y España. b) Que el tráfico se verificaría por el sistema de flotas y galeones, dos veces al año; quedando, pues, prohibido todo viaje y comercio particular entre los dos continentes. En cuanto a los impuestos, la mayoría cargaba el consumo y los servicios. Uno de ellos era la alcabala que, se aplicaba al precio de los muebles o inmuebles. La contribución que más interesaba a la Corona era el Quinto Real, es decir, el 20% de todo el oro, la plata y sustancias preciosas en general, extraídas de América. Otros impuestos coloniales eran: el almojarifazgo, contribución aduanera sobre las mercancías internadas al país o extraídas de él. El Diezmo Eclesiástico: es decir la décima parte de los productos agrícolas y ganaderos de cada año dedicados al sustento de la Iglesia.
La Hacienda.
Fue la unidad básica de la economía y sociedad colonial. Eran propiedades de tierras dedicadas a la producción agrícola y ganadera, que fueron la base de la economía y la sociedad colonial, reemplazando a la encomienda (repartición de indios para trabajar las tierras agrícolas). El valor que adquirió la tierra condujo a la ocupación de todos los terrenos que quedaban disponibles. La gran propiedad agrícola o hacienda se formó sobre la base de las antiguas entregas de tierra (encomiendas), a lo que los propietarios agregaron las “demasías”, que eran tierras límite de las estancias que no tenían propietarios. Las primeras haciendas se formaron en torno a los núcleos urbanos y se dedicaron a su abastecimiento, pero rápidamente se fueron ampliando con la introducción de cultivos como la caña de azúcar, la vid, el olivo y los cereales, el algodón, el tabaco o la coca. La mano de obra procedió de la población indígena, sustituida o complementada en algunas áreas por los esclavos negros. El trabajo forzoso establecido por turnos, como la mita, dependió del corregidor de indios, autoridad indígena que actuaba en los pueblos de indios, como intermediario entre la población y las autoridades coloniales. Además, la hacienda fue el refugio de los mestizos que deambulaban por todo el territorio rural chileno.
Fue la unidad básica de la economía y sociedad colonial. Eran propiedades de tierras dedicadas a la producción agrícola y ganadera, que fueron la base de la economía y la sociedad colonial, reemplazando a la encomienda (repartición de indios para trabajar las tierras agrícolas). El valor que adquirió la tierra condujo a la ocupación de todos los terrenos que quedaban disponibles. La gran propiedad agrícola o hacienda se formó sobre la base de las antiguas entregas de tierra (encomiendas), a lo que los propietarios agregaron las “demasías”, que eran tierras límite de las estancias que no tenían propietarios. Las primeras haciendas se formaron en torno a los núcleos urbanos y se dedicaron a su abastecimiento, pero rápidamente se fueron ampliando con la introducción de cultivos como la caña de azúcar, la vid, el olivo y los cereales, el algodón, el tabaco o la coca. La mano de obra procedió de la población indígena, sustituida o complementada en algunas áreas por los esclavos negros. El trabajo forzoso establecido por turnos, como la mita, dependió del corregidor de indios, autoridad indígena que actuaba en los pueblos de indios, como intermediario entre la población y las autoridades coloniales. Además, la hacienda fue el refugio de los mestizos que deambulaban por todo el territorio rural chileno.
Responde:
1) ¿En qué consistía el Monopolio Comercial español colonial?
2) Realiza un listado de los principales productos que Chile exportaba durante la Colonia.
3) Señala por qué los productos chilenos participaban sólo en estos mercados locales y no llegaban a la Metrópoli (España).
4) Define: mita, encomienda, hacienda.
5) Confecciona un mapa conceptual acerca de las principales actividades económicas chilenas durante cada uno de los siglos coloniales (XVI, XVII y XVIII).
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