Junto con darles la más cordial bienvenida a este primer artículo del blog, les informo que, he optado por entregarles en esta primera entrada, unas frases de reflexión, pues el pensamiento es un mágico medio para descubrir a diario nuevos mundos y para soñar incluso, con hacer de éste un mundo mejor...
En fin, es agradable siempre leer algo que nos abre el paso a caminar por la senda del conocimiento continuo, tanto de nosotros mismos como de lo que nos rodea.
Reflexiones de vida.
¿Qué es libertad?
“A través del tiempo y gracias a los hechos y momentos que me ha tocado vivir, como también a lo que he leído, me he dado cuenta que existe la libertad, y a ella la encontramos en el interior del cuerpo de los hombres, sin distinción de razas, clases ni religiones. Todos somos libres al momento de encontrarnos enfrente de nosotros mismos, ya que compartimos los mismos deseos y anhelos con nuestra alma. Sin embargo, la gran diferencia entre ser o no ser libres, se marca en que no pocos temen a prestar credibilidad a aquello sobre lo que creen, estiman o consideran, sintiendo el gélido miedo a opinar y decir lo que se piensa, evitando a toda costa, aparecernos como seres diferentes y provocar la desestimación del resto, terminando pues, siendo esclavizados bajo el tabú de la vergüenza. Es por esta razón que, sacamos nuestras caretas y buscamos la afinidad con los demás y el entorno, perdiendo lo más preciado que tiene el ser humano, esto es, el pensar por su propia cuenta, y ante ello, nos hallamos esclavos de nosotros mismos, lo que es peor a ser sirvientes de otro mortal”.
El tiempo…
“El tiempo es único, indivisible, cada día, hora, minuto y segundo vale lo mismo en cualquier parte, espacio o historia de la humanidad. Cada uno de ellos debe de vivirse y sentirse de la misma forma, ya que en cada uno se va parte de nuestra existencia y se conjuga nuestro presente que pasará a ser nuestro pasado, al tiempo que, proyectará nuestro futuro. Este último, puede ser ciertamente mejor, si vivimos intensamente y sin disgregación ni exclusión cada gota de vida que a través del tiempo se nos va”.
¿Y del presente qué?
“Siempre decimos que todo tiempo pasado fue mejor. Por lo tanto, ¿qué diremos de este presente que hoy nos parece desesperanzador cuando en el futuro se convierta en el pasado de esos días? Quizás anhelemos en ese entonces el tiempo de hoy. Decenas de explicaciones se me vienen a la mente ante tamaña interrogante: puede ser la añoranza del tiempo perdido, la revalorización de nuestra vida, encontrar un sentido del por qué existimos, tal vez más profundo aún, descubrir qué hemos hecho por los otros y lo que ellos han hecho por nosotros, y fundamentalmente, que hemos hecho por nosotros mismos. Si hemos sido víctimas o victimarios de las múltiples tentaciones que nos despierta el entorno, o si hemos aprovechado o dejado pasar las escasas oportunidades que nos depara el destino. Hoy, con respecto a la interrogante que da pie a este escrito, sólo me pregunto por qué rememoramos siempre un pasado encantador, cautivante, del mismo modo que esperamos un futuro mejor y bienaventurado; y del presente qué, qué buscamos en él, o más bien, por qué lo ignoramos. No es malo recordar lo pasado ni soñar lo futuro, pero ¿por qué aunque sólo sea una vez, no miramos el suelo que pisamos, el cielo que nos cobija y a las personas que nos rodean hoy? Pues sólo en ellos podemos ver la imagen de nuestro verdadero rostro, pues el espejo de la realidad concreta es el único que nos puede reflejar tal como somos hoy en día y no como fuimos ayer ni como seremos mañana”.
Formamos parte de un mundo del cual poco conocemos…
Formamos parte de un mundo del cual poco conocemos, al que sólo hemos mirado fijamente más que cuando pasa por sobre nuestras vidas algo que nos golpea, que nos convulsiona y nos retuerce hasta que finalmente nos lleva a repensar las cosas. Vivimos tan rápido este presente, que no bajamos del tren para contemplar el camino y la amplitud del horizonte, para aspirar el aire fresco de la mañana y la brisa de la tarde, que ignoramos conscientemente, por temor a encontrarnos de frente con la realidad, esa que nos dice que a pesar de todo, no somos lo grande que nos creemos; por el contrario, nos llevaría a sopesar cuán pequeño somos.
¿Qué es libertad?
“A través del tiempo y gracias a los hechos y momentos que me ha tocado vivir, como también a lo que he leído, me he dado cuenta que existe la libertad, y a ella la encontramos en el interior del cuerpo de los hombres, sin distinción de razas, clases ni religiones. Todos somos libres al momento de encontrarnos enfrente de nosotros mismos, ya que compartimos los mismos deseos y anhelos con nuestra alma. Sin embargo, la gran diferencia entre ser o no ser libres, se marca en que no pocos temen a prestar credibilidad a aquello sobre lo que creen, estiman o consideran, sintiendo el gélido miedo a opinar y decir lo que se piensa, evitando a toda costa, aparecernos como seres diferentes y provocar la desestimación del resto, terminando pues, siendo esclavizados bajo el tabú de la vergüenza. Es por esta razón que, sacamos nuestras caretas y buscamos la afinidad con los demás y el entorno, perdiendo lo más preciado que tiene el ser humano, esto es, el pensar por su propia cuenta, y ante ello, nos hallamos esclavos de nosotros mismos, lo que es peor a ser sirvientes de otro mortal”.
El tiempo…
“El tiempo es único, indivisible, cada día, hora, minuto y segundo vale lo mismo en cualquier parte, espacio o historia de la humanidad. Cada uno de ellos debe de vivirse y sentirse de la misma forma, ya que en cada uno se va parte de nuestra existencia y se conjuga nuestro presente que pasará a ser nuestro pasado, al tiempo que, proyectará nuestro futuro. Este último, puede ser ciertamente mejor, si vivimos intensamente y sin disgregación ni exclusión cada gota de vida que a través del tiempo se nos va”.
¿Y del presente qué?
“Siempre decimos que todo tiempo pasado fue mejor. Por lo tanto, ¿qué diremos de este presente que hoy nos parece desesperanzador cuando en el futuro se convierta en el pasado de esos días? Quizás anhelemos en ese entonces el tiempo de hoy. Decenas de explicaciones se me vienen a la mente ante tamaña interrogante: puede ser la añoranza del tiempo perdido, la revalorización de nuestra vida, encontrar un sentido del por qué existimos, tal vez más profundo aún, descubrir qué hemos hecho por los otros y lo que ellos han hecho por nosotros, y fundamentalmente, que hemos hecho por nosotros mismos. Si hemos sido víctimas o victimarios de las múltiples tentaciones que nos despierta el entorno, o si hemos aprovechado o dejado pasar las escasas oportunidades que nos depara el destino. Hoy, con respecto a la interrogante que da pie a este escrito, sólo me pregunto por qué rememoramos siempre un pasado encantador, cautivante, del mismo modo que esperamos un futuro mejor y bienaventurado; y del presente qué, qué buscamos en él, o más bien, por qué lo ignoramos. No es malo recordar lo pasado ni soñar lo futuro, pero ¿por qué aunque sólo sea una vez, no miramos el suelo que pisamos, el cielo que nos cobija y a las personas que nos rodean hoy? Pues sólo en ellos podemos ver la imagen de nuestro verdadero rostro, pues el espejo de la realidad concreta es el único que nos puede reflejar tal como somos hoy en día y no como fuimos ayer ni como seremos mañana”.
Formamos parte de un mundo del cual poco conocemos…
Formamos parte de un mundo del cual poco conocemos, al que sólo hemos mirado fijamente más que cuando pasa por sobre nuestras vidas algo que nos golpea, que nos convulsiona y nos retuerce hasta que finalmente nos lleva a repensar las cosas. Vivimos tan rápido este presente, que no bajamos del tren para contemplar el camino y la amplitud del horizonte, para aspirar el aire fresco de la mañana y la brisa de la tarde, que ignoramos conscientemente, por temor a encontrarnos de frente con la realidad, esa que nos dice que a pesar de todo, no somos lo grande que nos creemos; por el contrario, nos llevaría a sopesar cuán pequeño somos.
Humildad…
“Al buscar nuestras cumbres, no olvidemos nuestras raíces, no pequemos de soberbia ni denostemos a los demás, pues los más grandes son aquellos que alcanzan los aires respetando a sus semejantes y a la humanidad en general. Esto te lo digo porque como amigo te expreso que antes que grandes pilotos o grandes profesores, o cualquiera sea la cosa que hagamos, debemos ser grandes personas, grandes seres humanos, a quienes no compre su alma el vil dinero ni las tentaciones que se presenten con el tiempo”.
Un ideal docente…
“Yo seré en vida sólo el tiempo que me den, mas, intentaré que ese tiempo esté dedicado a lograr que a cada persona a quien enseñe, utilice para el resto o parte importante de su vida mis enseñanzas, y que los hijos de ellas las conozcan para hacer de este mundo algo mejor”.
Transparencia…
“Que el amor sea el reflejo del corazón, y que un alma bella nunca se esconda tras los rayos del sol o el resplandor de las estrellas”.
Sobre el conocimiento…
“Un año más de vida nos causará siempre menos pesadumbre si sumamos con él, otro más de conocimiento”.
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